Huacas sobreviven al abandono
Por: Denisse Robles
Actualmente, Lima está rodeada de 431 huacas que han sido identificadas, gran parte ellas se encuentran abandonadas y han perdido territorio. Debido a esto, nuevas políticas buscan dar protección a centros arqueológicos.
La capital está rodeada
de arquitectura moderna, pero si caminamos un poco más y observamos bien, acoge
a cientos de construcciones antiguas de las que por mucho tiempo no se tuvo
conocimiento alguno. Estos monumentos que forman parte importante de nuestro
país han sido beneficiados por el programa “Lima, ciudad de las huacas”
promovido por el Ministerio de Cultura. El objetivo de esta campaña es
reconstruir y preservar las huacas limeñas a las que ya se les ha puesto un
valor.
En el distrito de San
Miguel 15087 se encuentra la huaca Huantinamarca, con casi 600 años de
antigüedad, rodeada de los edificios que conforman los condominios Parque de la
Huaca. Su restauración fue parte del proyecto inmobiliario de la empresa San
José SAC, el Ministerio de Cultura, la empresa Arqueo Andes y la Municipalidad
de San Miguel, zona que alguna vez fue ocupada por la famosa Feria
Internacional del Pacífico o Feria del Hogar. Actualmente, Huantinamarca luce
limpia y protegida por un cerco que evita que pueda ser dañada por la gran
cantidad de personas que se movilizan cerca del lugar.
Solo unos kilómetros más
allá, entre los distritos de Pueblo Libre y Breña encontramos al Complejo
Monumental Mateo Salado, cuyo nombre se debe al francés Matheus Salade, quien huyendo de la persecución religiosa
en Europa se refugió allí hasta que fue aprehendido por la Inquisición, acusado
de hereje y ejecutado en la hoguera el año 1573, en lo que fue el primer acto
de fe realizado en Lima. Con sus casi 17 hectáreas es uno de los complejos
arqueológicos más importantes de la capital. Después de haber estado durante
muchos años en el abandono, a partir del 2007 el Ministerio de Cultura asume la
reconstrucción del lugar, utilizando para ello 4 millones de soles.
La inversión en Mateo
Salado ha tenido resultados favorable, puesto que la mejora en la zona es
bastante notable. Se ha podido poner restaurar el 35% del área total. Desde el año 2014 esta huaca
ha sido puesta a disposición del público como centro arqueológico.
El proceso de
conservación y restauración de la Huaca no solo fueron orientado a solucionar
problemáticas de preservación, sino a dar al visitante una lectura del sitio
que pueda brindarles información referente. Para esto, se ha tomado en cuenta, las
visitas constantes y se determinado marcar una serie de caminos y estructuras,
remarcadas por piedras, por las cuales únicamente está permitido el acceso.
Cabe resaltar la eficacia de este sistema, puesto que mediante esta, la parte
recuperada se encuentra conservada de manera correcta.
Avanzando un poco más
hacia el sur, llegamos a la calle Borgoño en Miraflores. Un llamativo color
amarillo al fondo de la calle llama mucho la atención. De pronto, nos
encontramos en “Un lugar para jugar”. Esta es la traducción del nombre quechua
de nuestra siguiente parada: la huaca Pucllana.
Con un notable cuidado y
conservación la huaca Pucllana se presenta a sus visitantes. Inicialmente
contaba con 18 hectáreas, pero, actualmente, solo se han conservado 6, puesto que fue vendida a lotes por su
antiguo dueño. El mantenimiento de esta huaca corre
únicamente por cuenta del mismo centro. Para ello, existen tres tipos de
ingresos: la venta de los tickets a los visitantes, la recaudación del 6% de
las ventas del restaurante presente en el lugar y, finalmente, la adquisición
de dinero por el alquiler que se hace de una plaza, dentro de donde se
encuentra la huaca, para celebraciones culturales, el cual es solo alquilado
por un máximo de dos horas, una vez al mes. El mantenimiento realizado a la
zona para su óptima conservación consiste en ponerle cal cada seis meses a las
construcciones originales y para la limpieza se utilizan brochas especiales
para sacar la tierra de los adobitos originales. Esta última es más constante y
se realiza, más o menos, entre dos o tres veces al mes.
Una historia opuesta
tanto en localización como en condición la encontramos en el Km. 16.5 de la Av.
Túpac Amaru, al costado del hospital Nacional Sergio Bernales, donde se
encuentra la Fortaleza Collique. Desde la parte media de la colina es posible
observar gran parte de la avenida. La Fortaleza Collique se considera
importante, porque en su interior se han hallado evidencias de las culturas
Colli y Lima. Pese a ello, este lugar no cuenta con una fiscalización adecuada.
En primer lugar, está expuesta al público sin ningún tipo de restricciones y
tampoco cuenta con vigilancia. La apariencia de esta zona es delicada, pues al
no tener un cuidado correcto, la construcción se ha ido destruyendo tanto de manera
natural como artificial. Esta última, provocada por los visitantes e incluso
invasores que se aprovechan de la libertad del lugar. Es por este motivo que, a
principios del 2012, se crea la asociación “Salvemos a las huacas” en la que un
grupo de personas interesadas por la cultura se
trazaron como meta restaurar los daños que han acabado con partes de la
huaca.
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